Descripción
En el 962, los musulmanes concluyeron la conquista de Sicilia. En 1038, el general Maniakes comenzó la reconquista, con la ayuda de varegos (incluido el futuro Rey de Noruega Harald Hardrade), y de fuerzas normandas. A pesar de la muerte de Maniakes en una guerra civil bizantina en 1043, los normandos retomarían la tarea, conquistando Sicilia a los Sarracenos. Roberto Guiscardo, descendiente de Tancredo de Hauteville, y que ya llevaba varios años luchando en el sur de Italia, se decidió a invadir Sicilia, cuando ya controlaba en gran medida Apulia y Calabria, y su presencia había sido ya bendecida por el papa. Si bien el papado veía inicialmente con preocupación las acciones normandas en el sur, el conflicto de las investiduras con el emperador, le decidió a buscar su ayuda, reconociendo sus conquistas, e invitando a la de Sicilia, de dónde el papa nombró duque a Roberto.
En 1060, Roberto inicia la invasión, fortificando rápidamente Messina que será el vínculo para la expansión. Tras la caída de Palermo en 1072, ya sólo era cuestión de tiempo. En 1091 se cerraría la conquista.
En 1071, Roberto había creado el condado de Sicilia, dependiente del ducado de Apulia, y se lo había otorgado a su hermano Roger.
En 1130, Roger II fue elevado al título de Rey por el antipapa, aunque posteriormente el papa reconocería el nombramiento en 1139. Con el matrimonio de Constanza con el emperador Enrique VI, el trono pasaría a la familia Hohenstaufen.
El papa, enfrentado con la familia Hohenstaufen, establecería el Reino como posesión papal y se la otorgaría a Carlos de Anjou en 1262, que conquisto la Isla en 1266 deponiendo a Manfredo (regente de su sobrino Conradino). Pedro III de Aragón, casado con la hija de Manfredo, se haría con el control de la isla en las vísperas sicilianas de 1282.
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