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El dinero

Poderoso caballero es don dinero… nos decía Quevedo. Quienes coleccionamos monedas, somos conscientes de coleccionar dinero, y que es uno de los objetos más valorados por los contemporáneos del mismo (y también por los coleccionistas del futuro… jeje). Pero creo que nunca está de más pensar en qué es el dinero exactamente, como se creo y hacia dónde va.

Qué es, parece algo sencillo de definir, es un objeto que permite intercambiar bienes y servicios entre personas. Históricamente se han empleado diversos objetos como dinero, hasta llegar a las monedas, inventadas en Asia Menor hacia el s. VII a.C. La Arqueología nos muestra testimonios del comercio entre Homo Sapiens, mucho antes de que la agricultura fuese una realidad, y por tanto, se intercambiaban objetos, aunque probablemente no dinero (esto explica la presencia de conchas a miles de kilómetros de la costa, o la dispersión de ciertos objetos). Sabemos que en la Mesopotamia sumeria se usaba el grano como moneda, pues todo se referenciaba a ello, pero utilizar el grano como moneda, es demasiado complicado, por el volumen que alcanza cuando quieres comprar cosas de gran valor. En la edad del bronce, sabemos de lingotes que se usaban como moneda, aunque claro, podían convertirse en herramientas, y de ahí su valor. Que todo el mundo se ponga de acuerdo en dar valor a objetos sin utilidad, ni valor intrínseco, fue un cambio radical. La gente tiende a pensar que la plata y el oro poseen un valor, y que el cambio importante fue utilizar pedazos de papel, pero realmente, la plata y el oro no tienen más valor que el que queramos darles. No se comen, no se pueden convertir en herramientas útiles como las de acero… es verdad que en el mundo tecnológico actual, tienen utilidades industriales, pero no justifican el extra de precio que se paga por estos metales preciosos.

Dicen que cuando los españoles llegaron a América, los nativos no entendían el gran valor que los españoles daban al oro. Cortés dijo que los españoles tenían una enfermedad que solo se curaba con oro… 😉 En cualquier caso, siempre que dos culturas han entrado en contacto comercial, han acabado equiparando el valor de los bienes, y la relación entre ellos. El proceso es simple. Si en una cultura se valora más algo que no se valora en otra, el comercio buscará que se equilibren. Si en Londres por un Kg de oro me dan 50 de plata, y en Roma, me dan 25… Con 1Kg de oro inicial, compraré 50 de Plata en Londres, y obtendré dos Kg de oro en Roma, por lo que habré duplicado mi mercancía, y seguiré haciendo lo mismo una y otra vez. Al final el oro escaseará en Roma, y la plata abundará, y acabarán acercándose los precios. Ejemplos de este proceso se han dado en muchas ocasiones, pero recordaré el de Japón en 1854, tras su reapertura al comercio mundial, que implicó un colapso de su sistema monetario. En Japón en aquel momento, el oro se intercambiaba en 1 a 5 con la plata, cuando el cambio en el resto del mundo, era de aproximadamente 1 a 16. El oro salió de Japón. Si comparamos este ratio, con el 1 a 73 que se paga en el momento de escribir esto, vemos cómo han evolucionado las relaciones con el tiempo.

Y es que el dinero, ha conseguido meterse en todas partes. Los cristianos de los Reinos ibéricos, intercambiaban moneda andalusí que afirmaba que Mahoma era el profeta del único Dios, con la misma falta de problemas que los musulmanes podían utilizar ducados venecianos con San Marcos en un lado. El dinero rompió todas las barreras culturales, permitiendo el intercambio entre culturas, y según queramos entenderlo, la colaboración entre ellas. De hecho, si lo pensamos, la aportación más importante del dinero es esa, nos permite planificar y gestionar la ocupación de las personas. Dentro de una sociedad capitalista, las acumulaciones de capital permiten realizar las empresas más diversas, pudiendo distribuir el trabajo de formas complejas, y flexibles que permiten adaptarse a situaciones imprevistas. Pero no debemos olvidar ¡Qué tiene únicamente el valor que nosotros le asignamos!

Y con este pensamiento, y puesto que nos encontramos en ciernes de una crisis económica, podemos pensar en la importancia real de las mismas. Si el dinero no tiene valor, ¿Qué es una crisis económica? Bueno, si examinamos el efecto, casi todas están causadas por burbujas, es decir, la asignación de un valor exagerado a algún bien o empresa, cuando no está justificado. Esto hace que una parte de la economía se enriquezca (o tenga la sensación de hacerlo), aumentado su gasto, y luego cuando el precio del objeto se ajusta, los hábitos de gasto también lo hacen, enfriando la economía. Es decir, el dinero permite distribuir la ocupación de las personas, para responder a las necesidades de la sociedad, y el final de una burbuja, requiere una reorganización urgente, dejando mucha gente en paro.

Pero en este caso, estamos ante una crisis distinta. Creo que acabará afectando e estos hábitos de gasto, pero me parece más artificial que real. Durante el confinamiento, se acabo el gasto en servicios. Es decir, la mayor parte del sector primario, siguió funcionando con normalidad, incluso el secundario. Realmente fueron los servicios los que se frenaron en seco. Pero los servicios en mi opinión, son la parte más vaporosa en la economía… si no me corto el pelo, y lo hago en casa, pero le doy el dinero al peluquero… alguien notaría la diferencia? lo mismo pasa con el bar, restaurante, masaje, avión, hotel… entonces… si como Estado, me pongo a dar dinero a todos estos negocios… ¿Qué ocurre? Pues que necesitaré más dinero, que lo puedo sacar de impuestos o de deuda pública (imprimir billetes según sea necesario). Si lo saco de impuestos, los sacaré de todos los que no hemos gastado en estos servicios, y si lo hago con deuda, acabaré imprimiendo más billetes y causando, al menos en principio, inflación (y al final se reduce el valor del dinero que tenemos). En cualquier caso, si con la vuelta a la normalidad, y después de haber subvencionado a quienes más han sufrido (ERTES…), recuperasemos nuestros hábitos de gasto, la crisis sí seria un paréntesis, y tendríamos esa famosa recuperación en V. Pero si no subvencionas a quienes no han podido trabajar todo este tiempo, o no se recuperan los hábitos anteriores, es imposible esa recuperación en V.

En cualquier caso, imprimir billetes es una forma de hablar, porque el dinero impreso y en moneda, es despreciable con respecto al dinero circulante, y esto me lleva al futuro del dinero. Parece claro, que aunque con gran pena para los coleccionistas, las monedas acabarán desapareciendo. Casi todo el gasto lo hacemos con tarjetas, móviles… y la pandemia ha acelerado aún más esta tendencia. El dinero físico, cada día parece más cosa del pasado…