Descripción
El califato Omeya es el primero en transformar el liderazgo islámico en hereditario, haciendo que su familia dominase durante casi 100 años el califato. Muawiya fue el sexto califa, y el primero tras la primera guerra civil o fitna que marcaría la distinción entre chiitas y sunnitas para el resto de la existencia islámica. Era gobernador de la provincia de Siria, que seguiría siendo el feudo omeya y continuaron la fuerte expansión del primer califato, incorporando Transoxiana, el Magreb, Hispania o el Sindh.
Los omeya gobernaron un vasto territorio, manteniendo la tolerancia con judíos y cristianos que quedaban obligados al pago de un impuesto del que quedaban exentos los musulmanes (Yizia). Además, incluyeron a numerosos cristianos en la administración, sobre todo provenientes del imperio bizantino, haciendose especialmente populares en Siria, dónde se crearía su feudo.
Al nombrar a su hijo sucesor, se generó una gran controversia que terminó en varios levantamientos a la muerte de Muawiya, pero finalmente su hijo Yazid pudo afianzarse en el califato, que se convertía de forma efectiva en una monarquía.
A mediados del s.VIII una revuelta anti omeya se inició en el Jorasan, cobrando poco a poco fuerza hasta que en el 750 acabo con los omeyas eliminando a todos los miembros de la familia, que fueron buscados y masacrados. Abd Al Rahman, nieto de Hisham huyó a la península ibérica dónde se hizo fuerte en un emirato independiente que sobreviviría varios siglos.
Las acuñaciones iniciales del califato omeya copiaban los modelos de las tierras conquistadas. Las monedas de plata, el dirham, inicialmente era una copia del dracma sasánida. Poco a poco, irán apareciendo anotaciones en el margen y se cambiaran las inscripciones en pahlavi por el árabe, y las fechas de la era real, por las fechas después de la hégira. Abd al Malik reformó las acuñaciones, pasando a emisiones puramente epigráficas estandarizadas. Además, introdujo el dinar de oro.
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