Descripción
A la muerte de Fernando I, dividió el Reino entre sus hijos, elevando Castilla a Reino para su hijo Sancho, pero Sancho arrebató los territorios de sus hermanos (menos Alfonso) antes de ser asesinado, con lo que Alfonso VI pudo reunificar el legado, llegando indiviso a 1157, año en que falleció Alfonso VII legando de nuevo León a Fernando II, y Castilla a Sancho III. Estos fueron sucedidos por Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla y el primero caso con la hija del segundo, de dónde nacería Fernando III el Santo, que de nuevo uniría los Reinos en 1230.
Fernando III aprovecharía la debilidad Almohade tras la batalla de las Navas de Tolosa, para hacerse con el Valle del Guadalquivir, y su hijo Alfonso conquistaría Murcia.
Ya desde Fernando III, las cortes de los dos Reinos pasaron a unirse al mismo tiempo. El derecho de las ciudades y regiones particulares se mantenía en un principio (Fuero viejo de Castilla), pero progresivamente se fue tendiendo a un derecho común en torno a las partidas de Alfonso X. Con este también se establecería el castellano como lengua oficial para los documentos.
A la muerte de Alfonso XI, estalla un conflicto dinástico entre su hijo legítimo Pedro, y los hijos con su amante y noble castellana, Leonor de Guzmán. Realmente Alfonso tuvo 9 hijos con Leonor, que estuvieron siempre en la corte, mientras Pedro se crió con su madre, alejado de esta. Tras la muerte de Leonor un año después de la muerte de Alfonso XI (ordenada por la Reina madre María de Portugal), se desató la guerra civil entre Pedro y sus hermanastros. Buscando aliados, el valido de Pedro, Albuquerque negoció el matrimonio con una noble francesa, para atraer la alianza del Rey de Francia, que al parecer no habría podido pagar la dote, lo que enfureció a Pedro, que abandonó a la Reina consorte Blanca de Borbón.
Esto va a provocar un importante levantamiento de nobles que Pedro pudo controlar, pero su respuesta violenta ante los reveses, promovía en sus filas la deserción, antes que hacer frente al Rey para justificar los fracasos. En la guerra que estalló con Aragón, esto acabaría por engordar las filas de sus opositores, que acabarían liderados por Enrique de Trastámara.
En 1366 Enrique llega con un ejército de mercenarios franceses (pagados por el papa, Pedro IV de Aragón y el Rey francés), y ante la huída de Pedro, se hace coronar Rey en Burgos y persigue a continuación a su hermano. Pedro I huye a Gascuña, dónde pacta con el príncipe negro importantes cesiones territoriales a Inglaterra.
Los ingleses entran en la península, y ganan a los franceses en la batalla de Nájera. La península se vuelve brevemente escenario de la guerra de los cien años. El impago a los ingleses hizo que estos salieran de la península, matando Enrique II a su hermano en 1369, produciendose así el cambio de dinastía.
En 1388 la nueva dinastía arreglará con un matrimonio las relaciones con Inglaterra, instituyéndose el principado de Asturias para el heredero.
Con Enrique III se restarua el poder real frente a la nobleza, y por el compromiso de Caspe, el regente Fernando de Antequera (hermano de Enrique), se convertirá en Rey de Aragón, allanando el camino para la unión entre coronas. Juan II confiará el gobierno a Álvaro de Luna, lo que aumentará las discrepancias con la alta nobleza. Enrique IV sufrirá esta desafección de primera mano, y tendrá que nombrar a sus hermanos (Alfonso I y luego Isabel) como herederos obligado por la nobleza. En el acuerdo de los toros de guisando, Isabel queda como heredera, a cambio de desposar al elegido por su hermano.
Al casarse con Fernando, Enrique considera roto el acuerdo, y a la muerte de Enrique estalla la guerra civil entre los partidarios de Isabel y de Juana (la beltraneja).
Isabel va a intentar imponerse a la nobleza castellana, poderosa gracias a la reconquista. Para ello se van a crear los corregidores para supervisar la gestión de las ciudades, y la Santa Hermandad para la persecución de criminales. La justicia se hará más dependiente de la corona y se prohiben las guerras privadas.
Las Canarias son conquistadas en este época también, y en 1492 se producen dos hechos importantes, el fin de la reconquista con la toma de Granada, y la expulsión de los judíos no conversos, sobre los que había aumentado la presión recientemente.
Con la muerte de Isabel se pactará la regencia de Fernando sobre su hija Juana y su marido Felipe, pero Felipe es apoyado por la nobleza castellana y Fernando se retira a Aragón en 1506. Tras la muerte de Felipe, vuelve Fernando como regente y continua una política expansionista.
Fernando ocupa Navarra en 1512 por los derechos de su mujer Germana de Foix. Entre 1512 y 1515, Navarra estará unida al Reino de Aragón. En las cortes de Burgos de 1515 se aceptará la anexión a Castilla. A la muerte de Fernando en 1516 los Reinos pasan al hijo de Juana, Carlos I, bajo regencia del Cardenal Cisneros.
Carlos I abdica y separa sus territorios entre su hijo y su hermano en 1556.
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