Alemania, Estados: Bavaria, Reino, 1 Kreuzer – 1862

Descripción

Ya en 1801, Baviera se había aproximado a la República francesa, firmando un tratado de paz separado y una alianza, liderado por el ministro Maximiliano von Montgelas.
La Paz de Pressburgo de 1805, elevo al elector a Rey, lo que se haría efectivo en 1806, y se hizo definitivo con la disolución del Sacro Imperio por Napoleón y la creación de la Confederación del Rin.
El Reino tuvo que hacer frente a numerosos retos desde el principio, incluyendo los conflictos con Austria su antiguo aliado. En cualquier caso, en 1808 se eliminaron los restos de servidumbre y se proclamó la primera constitución. En 1813, Baviera abandonó la Confederación del Rin y se unió a la sexta coalición contra Napoleón a cambio de garantías sobre su futuro.
Con el tratado de París, tuvo que devolver Tirol y otras pequeñas posesiones a Austria, recibiendo en compensación Wurzburg, Mainz y otros pequeños territorios.
Maximiliano de Montgelas impusó hasta su sustitución en 1817 una modernización de la administración que sentaría las bases del estado por mucho tiempo.
En 1825 llegó al trono Luis I, que se convertiría en patrón de las artes promocionando la construcción de numerosos edificiona neoclásicos. Además, se involucró en la independencia de Grecia, siendo elegido su hijo Otón como Rey de Grecia en 1832. También se desarrolló la industria, siendo Baviera dónde se construyó la primera línea de ferrocarril alemana.
Inicialmente reformista liberal, tras las revoluciones de 1830 se hizo más conservador. En 1837 llegaron los ultramontanos católicos al poder, retirando muchos derechos civiles.
En las revoluciones de 1848, Luis abdicó en favor de su hijo Maximiliano II, quien acudió a la Asamblea de Frankfurt en la búsqueda de una Alemania Unida. En cualquier caso, en la competencia entre Austria y Prusia por el liderazgo de la unión, Baviera se colocaría junto a Austria.
En 1864, en plena escalada de la tensión entre Austria y Prusia, llega al poder Luis II, con tan solo 18 años. Bismarck intenta mantener a Baviera neutral, pero Luis se mantiene fiel a Austria. La guerra estalla en 1866 y Prusia vence a todos los oponentes, disolviendo la Confederación alemana. A partir de este momento, Baviera se irá acercando progresivamente a Prusia a pesar de la pérdida de algunos territorios.
Ante una dialectica cada vez más agresiva de Napoleón III, reclamando el palatinado perdido en 1814, Luis II se decidió a firmar una alianza con Prusia contra Francia.
Con la victoria sobre Francia en 1870, fue Luis II quien propusó que el Rey de Prusia fuera investido emperador de Alemania, lo que ocurrió al año siguiente. También fue un firme defensor de la anexión de Alsacia y Lorena a Alemania, en parte para alejar la frontera francesa del palatinado.
La entrada de Baviera en el imperio, hizo que Luis se desvinculará progresivamente de la política interna y se enfrascase en costosos proyectos personales de construcción de palacios de cuentos de hadas, siendo el más imponente Neuschwanstein. Estas construcciones lo endeudaron totalmente, provocando la preocupación de las elites bávaras. En 1886 una comisión médica determinó que Luis no estaba cuerdo y fue inhabilitado. Murió un día después con su psiquiatra en extrañas circunstancias. En la regencia de su tío Luitpold que continuó en el reinado del hermano de Luis, Otón, continuaron unas relaciones más frías con Prusia.